La “Borriquiña” recupera su policromía

Martes, 21 Enero, 2014

El Consorcio de Santiago ha promovido la restauración del relieve situado en la fachada del Monasterio de San Paio de Antealtares. Los trabajos, coordinados por la Oficina Técnica, buscaban recuperar la autenticidad de la obra y garantizar su conservación futura. Se han adjudicado a la empresa Renovatio, dedicada a la conservación del patrimonio artístico. Con un presupuesto global de 26.843,03 euros, se realice la limpieza integral del conjunto, la reparación de piezas rotas y la recuperación de su policromía.

 

El relieve está situado en la fachada conocida como Porta dos Carros, en la Praza de Feixoo, llamada así por la necesidad que en otra época tenían las monjas de que los carros accedieran a la huerta del convento. De estilo “barroco compostelano”, data de mediados del siglo XVIII y se desconoce su autor. Se trata de una escultura realizada en piedra granítica policromada, que representa la escena bíblica de la Huída a Egipto de la Sagrada Familia, según relata el Evangelio de San Mateo.

 

La puerta por la que pasaban los carros con comida para el convento

 

En la parte principal de la escena destaca la Virgen María, con el Niño Jesús en brazos y montada sobre una burra. A este elemento se debe el nombre popular de “Portada da Borriquiña”, que hace referencia a la función de aquel acceso por el que pasaban los burros y otros animales de carga con los carros que portaban cereales y alimentos diversos para el monasterio. A la derecha de la Virgen está San José a pie y a la izquierda destaca la figura de un querubín. En la parte superior está representada la palmera que dio de comer a la Sagrada Familia y un grupo de ángeles.

 

Toda la escena se enmarca debajo de un arco con una inscripción en latín y la imagen de una paloma, que representa al Espíritu Santo. La inscripción dice “FUGE IN AEGIPTUM & ESTO YBI USQUE DUM”, frase que finalice en el paño que porta el ángel principal y en el que se recoge el texto “DICAM TIBI”. Estas palabras aparecen en el Evangelio de San Mateo y las pronunció el ángel a San José: “huye a Egipto y permanece allí hasta que yo te avise”.

 

Se han recuperado los colores, los dorados originales y varios elementos metálicos

 

Durante la realización de los estudios previos a la restauración se descubrió que todo el relieve estaba policromado con vivos colores. Con el tiempo se fue degradando y perdiendo su policromía original, que le aportaba un mayor naturalismo al conjunto. Los colores estaban ocultos en casi toda la superficie por un repinte de escasa calidad, realizado posiblemente en el siglo XX. Se encontraron hasta cuatro capas de color, separadas por su correspondiente capa de imprimación. La capa que se recuperó es, en realidad, la tercera policromía aplicada sobre la obra, puesto que los expertos han comprobado que las dos anteriores podrían no estar completas o en mal estado de conservación.

 

También se han recuperado los dorados originales, pertenecientes a la misma capa pictórica y localizados en motivos concretos como las alas de los ángeles, los rayos de la paloma, las estrellas que decoran la vestimenta de la Virgen, la corona de San José o la borla del remate del paño que porta el ángel. Además, se restauraron elementos metálicos ornamentales como las bridas de la burra, la corona y la vara florida de San José, así como la corona del Niño Jesús.

 

Se han repuesto piezas perdidas

 

El conjunto escultórico estaba muy sucio y, en apariencia, en un avanzado estado de deterioración. Había, además, algunas pérdidas. Así, se reunieron piezas del relieve que se consideraban perdidas pero que guardaban las religiosas del convento, como la mano y la vara de San José, la corona del Niño o un gran farol que debía estar situado a la derecha del relieve.

 

Por otro lado, en determinados puntos había brechas en las juntas de unión, lo que contribuía a acumular suciedad y excrementos de las palomas. Las brechas se rejuntaron, restituyendo el color en algunos casos para no desdibujar las figuras. Además de la proliferación de algas y líquenes en algunas zonas de la piedra, también se detectaron en el relieve señales de reparaciones anteriores, algunas de ellas poco cuidadosas.