El Consorcio de Santiago acaba de sacar a concurso la obra de reparación del tejado de la iglesia de San Agustín, por un importe global de 83.747,61 euros. El plazo de ejecución de esta actuación se estima en tres meses. Las empresas interesadas tienen hasta el 17 de agosto para presentar sus ofertas.
Tal como indica el arquitecto del Consorcio responsable de este proyecto, Pablo Tomé, “aunque el estado del tejado en general es bueno, una vista más detallada del mismo nos hace apreciar diferentes problemas de la teja en diversas partes de la cubierta, el mal estado del plomo que reviste el remate de la torre sur, además del mal estado de dos limas de hierro (canal de chapa que se hace en el encuentro de dos planos con tejas) de la nave principal”.
El arquitecto señala que hay dos razones fundamentales para llevar a cabo esta obra con cierta urgencia. Por un lado, destaca el riesgo de caída de tejas a la calle, con el consecuente peligro para los viandantes. Y, por el otro, recuerda la reciente caída de una parte del revestimiento de plomo del remate de la torre sur.
Las intervenciones propuestas
Entre las intervenciones que se van a realizar para solventar los problemas que presenta la cubierta de la iglesia de San Agustín está la recolocación de la teja, levantada en diferentes partes del amplio tejado, sustituyendo las piezas que se encuentren en mal estado. Además, se recolocarán las placas de fibrocemento sobre las que se asienta el mismo, ya que están ligeramente desplazadas en varios puntos. También se restaurará el remate de la torre sur con el levantado del plomo que la reviste, al tiempo que se renovarán dos limas de hierro. Y la estructura metálica de la cubierta se limpiará y luego se pintará con pintura antióxido.
Tal como informan desde la Oficina Técnica del Consorcio de Santiago, para llevar a cabo estas obras se instalarán andamios en las fachadas de la Plaza de Abastos, en la calle Virxe da Cerca y en el tejado del crucero de la iglesia.
Las primeras reformas en la iglesia datan de 1917
Las obras de construcción de la actual iglesia comenzaron en el año 1633, apadrinadas por el Conde de Altamira, de acuerdo con la comunidad agustina. El nuevo templo venía a completar el recinto conventual de la orden, que se había comenzado a construir en 1618.
En 1916 el cardenal J. M. Martín de Herrera les concedió a los jesuitas “el uso perpetuo e independiente” de la iglesia de San Agustín. A principios de 1917 el Ayuntamiento les concede licencia de edificación para rasgar dos huecos de luz en la fachada del templo. El 8 de abril de ese año se bendició la nueva iglesia y se celebró la primera misa. El arquitecto jesuita Pedro Basterra hizo los planos de esta reforma y supervisó las obras. El coro se redujo a la mitad; se suprimieron las tribunas que había sobre las capillas, que quedaron con libre comunicación entre sí, lo cual estaba antes impedido por sus altares; y, en lugar de una escalera de madera que había para subir al coro, se hizo otra de cemento al otro lado y se abrieron los ventanales actuales en el muro de mediodía.