El Consorcio de Santiago acaba de finalizar las obras de mejora de las condiciones de uso del Auditorio de Galicia, que llevó a cabo la Unión Temporal de Empresas UTE Auditorio de Galicia por un importe global de 271.125,14 euros.
Los arquitectos de la Oficina Técnica del Consorcio responsables de este proyecto son Idoia Camiruaga y Ramón Fernández Hermida. Destacan que “el edificio del Auditorio lleva veintisiete años de intenso uso. Debido a esto, muestra una serie de problemas materiales. Algunos de ellos derivan, entre otros motivos, de los cambios en las normativas técnicas, en especial en las de seguridad de uso, que dejaron obsoletas las decisiones de proyecto iniciales”.
Así, este proyecto buscaba aproximar los temas relacionados con las condiciones de seguridad del conjunto a las exigencias de la normativa actual, en particular en lo relativo a la seguridad antifuegos. Las actuaciones se concentraron en la sala principal, la Ángel Brage, y, sobre todo, sobre su escenario.
En esta línea, se mejoraron los sistemas de protección antifuegos, se reforzó la iluminación de emergencia y se optimizaron las salidas de emergencia y la señalización. La estructura metálica de la sala se sometió a un tratamiento superficial antióxido y anfuegos. Y se propusieron además nuevos recorridos seguros de emergencia en caso de fuego desde el volumen del escenario y el patio de butacas; y, por otro lado, desde la cafetería, la cocina y la sala de exposiciones. Además, se revisó y se actualizó el Plan de Seguridad y Evacuación existente.
Se actuó en las galerías, afectadas por la humedad
Por otro lado, las galerías del edificio presentaban problemas de impermeabilidad, lo que provocaba pequeñas entradas de agua y el crecimiento de mohos en algunos puntos. Varios tramos sufrían condensación por falta de ventilación. Y en algunos casos los herrajes de cierre funcionaban mal, lo que dificultaba su apertura y la renovación de aire. Además, el falso techo de tablas de madera estaba deformado y caído en muchas de sus partes; al tiempo que el forjado de la cubierta se encontraba muy alterado por encima del falso techo. Por estos motivos el pasillo estaba cerrado por miedo a la posible caída de las tablas.