En el marco del programa de restauración de monumentos del Consorcio de Santiago, el organismo interadministrativo acaba de finalizar las obras de reparación de las cubiertas de la iglesia de San Martín Pinario, por un importe global de 114.950 euros. La empresa adjudicataria fue Rehabita Gestión Integral de Rehabilitaciones y Restauración, S.L.

El responsable de este proyecto es el arquitecto de la Oficina Técnica del Consorcio de Santiago Ramón Fernández Hermida. Explica que el objetivo principal de esta actuación era evitar la entrada del agua de la lluvia hacia el interior de los muros de las capillas de Nuestra Señora del Socorro, Santa Catalina y Santa Escolástica. “Se intervino en sus cubiertas, al tiempo que se realizó una limpieza y rejuntado de sus fachadas y de las fachadas de la nave central de la iglesia que son accesibles desde estas cubiertas, junto a otras obras menores” -señala-.

El arquitecto indica que la teja se encontraba en muy mal estado, con falta de muchas piezas y otras muchas rotas; además, había una gran cantidad de vegetación que obstruía los canales. “Aun así, y dado que las placas de fibrocemento que hay por debajo de la teja estaban en buen estado, la mayor entrada de agua al interior de los muros se producía por los encuentros de los faldones de las cubiertas y los muros verticales de la iglesia” -afirma-.

Las fachadas tenían abundante suciedad y estaban invadidas por la vegetación

Según el arquitecto, el estado de la piedra de las fachadas era bueno, sin pérdidas de material. La fábrica es de buena factura y no se percibían tampoco fuertes deformaciones ni grietas. Además, la piedra no estaba meteorizada por causa de agentes atmosféricos, contaminación… No obstante, había zonas invadidas por la vegetación y áreas colonizadas por mohos y líquenes y, en general, con abundante suciedad. En determinadas zonas los rejuntados de la piedra estaban desprendidos o no existían.

Los pináculos que están a la derecha de la fachada de la iglesia tenían unos anclajes deficientes que no aseguraban su estabilidad, por lo que se repararon. También se arreglaron las barandas de balcón del cuerpo de las escaleras, que presentaban un alto grado de oxidación.