El Consorcio de Santiago intervino en el enrejado de las ventanas de la fachada principal del convento de Santa Clara. La obra, que se ejecutó en tres meses, con un presupuesto global de 40.931,98 euros, la realizó la empresa Construcciones y Rehabilitaciones Torres Cambre. Se trata de la tercera fase de la intervención, ya que en actuaciones anteriores el Consorcio ya promovió la restauración de varios tramos de rejas de la fachada de este inmueble.
El convento de Santa Clara presenta problemas en las rejas de las ventanas de todas las fachadas. Pero especialmente importante es la fachada principal, por el peligro de desprendimiento de algunas de las piezas a la calle de Santa Clara. Las rejas estaban corroídas, en particular nos sus engarces en la piedra. Tenían notables mermas de sección, que en algunos casos no aseguraba la sujeción, con el riesgo de caída que esto comportaba. En este caso, se intervino en la fachada de la portería, del arquitecto Simón Rodríguez, de la que se encontraron las monteas en el pavimento de la iglesia. “Se trata de rejas muy antiguas, algunas hechas con hierro de muy buena calidad, anterior a la fecha de construcción de la fachada barroca y, probablemente, reutilizado a partir de rejas anteriores. No aparecieron sellos que permitan su datación precisa” -explica la arquitecta del Consorcio que coordinó la intervención, Idoia Camiruaga-.
“Debido la que las rejas están unidas a la piedra con plomo, su durabilidad fue muy alta. No obstante, el hierro de las garras acaba con el paso del tiempo y debido a la intemperie por generar óxido, lo que provoca un considerable aumento del volumen que no puede ser absorbido por el plomo y que puede llegar a provocar la rotura de la piedra” -indica la arquitecta-.
Además de la posible caída de alguna de las rejas, algunos huecos de las ventanas presentaban grietas o roturas que podían producir el desprendimiento de la piedra. Así, en algunas ventanas fue necesario actuar también en los recercados de la piedra, con la sustitución de alguna pieza.
“En esta fachada, el gran peso del muro y del remate de grandes volúmenes del barroco de placas provocó algunas pequeñas deformaciones que conllevaron roturas en alguna de las piedras de los trabateles y aperturas de las juntas de la cantería. Uno de estos trabateles se repuso empleando piedra vieja de las mismas características de la existente, hasta el punto que el cambio no se percibe desde la calle” -señala la arquitecta-.