El Consorcio de Santiago y Andavira Editora acaban de publicar 100 anos de aviación en Compostela, un libro de Xerardo Rodríguez Arias. Es el resultado de un estudio que se prolongó durante ocho años debido a la inexistencia de trabajos previos en este campo. El autor señala que el libro “recoge el esfuerzo de los compostelanos que desde principios del siglo XX pusieron su grano de arena para el desarrollo de la actividad aeronáutica en la ciudad, sobre todo los integrantes del Aero Club Compostela, que, realizando una misión más propia de las instituciones públicas, supieron vencer todas las dificultades para dotar a Santiago y a Galicia de un extraordinario aeropuerto, triunfando en la aventura que ellos solos emprendieron, con poca ayuda en las instituciones locales”.
El autor destaca que los hitos más importantes relacionados con la aviación, que acontecieron en Compostela en el primer tercio del siglo pasado, fueron protagonizados por los sectores más dinámicos de la sociedad: la Liga de Amigos de Santiago, que en 1912 posibilita los primeros vuelos, y el Aero Club Compostela, que solo veinte años después da los primeros pasos para la construcción de un campo de aviación, que se materializa en 1935. En este libro se recoge la génesis de esos proyectos, las vicisitudes en el desarrollo de la primera infraestructura aeroportuaria de Galicia, así como el papel destacado de personas e instituciones protagonistas en este recorrido por el pasado reciente de la ciudad de Santiago.
El primer vuelo en Santiago lo protagonizó Maurice Poumet en el campo de Boisaca y dejó la ciudad vacía durante cinco horas
La publicación parte del primer vuelo que se realizó en Galicia, el 18 de junio de 1911, protagonizado por Benito Loygorri en Lugo. Un año después, el 1 de agosto de 1912, tuvo lugar el primer vuelo en Santiago, de la mano de Maurice Poumet, que, a pesar de su juventud (23 años), era uno de los aviadores que más vuelos había ejecutado en España a lo largo de ese año. Fue en el campo de Boisaca, donde se creó una enorme expectación, con autobuses llegados de diferentes puntos de Galicia para asistir al espectáculo, incluso se hizo una llamada al cierre del comercio local. “El campo y las colinas de los alrededores estaban atestados de público, la ciudad quedó prácticamente vacía durante cinco horas” -relata el autor-.
La génesis del aeropuerto de Lavacolla
“La historia de la aviación en Compostela es fundamentalmente la historia de su aeropuerto, que comienza a gestarse en 1932 y da sus primeros pasos con el estreno del campo de aterrizajes en julio de 1935. Después de las dudas iniciales de las autoridades militares sobre su diseño, desde el inicio de la Guerra Civil hasta bien entrados los años cuarenta, el nombramiento en 1945 del ferrolano Francisco Iglesias Brage como jefe de obras del Sector Aéreo de Galicia posibilitará el proyecto de un magnífico aeropuerto con tres pistas, garante de las comunicaciones aéreas de la comunidad” -explica Xerardo Rodríguez-.
“Cinco años después, la trascendencia en A Coruña de las palabras del ministro del Aire en el acto de inauguración de la pista asfaltada de Lavacolla marcará el futuro de estas instalaciones, que, en el inmediato, pasa por la desaparición del Sector Aéreo de Galicia, la destitución de Iglesias Brage y la paralización de las obras, cuya inversión prevista para el año 1951 se trasvasa para iniciar las obras del aeropuerto de Alvedro, el transoceánico de A Lanzada y el final de Peinador. A partir de ese momento, la evolución de la infraestructura compostelana irá siempre pareja y condicionada por el devenir de esas otras instalaciones y no por las necesidades de por sí” -declara el autor-.
Tal como se recoge en la publicación, en la actualidad el aeropuerto de Lavacolla mantiene conexiones con 29 ciudades, de las que trece son europeas, una latinoamericana, siete peninsulares, cinco con las Canarias y tres con las Baleares; suministradas por nueve compañías de tráfico regular. En Lavacolla operan además una compañía dedicada al tráfico chárter generado por los programas del Imserso y otra centrada en el transporte de mercancías, con base propia en este aeropuerto.
El autor, un estudioso de nuestro pasado aeronáutico
Xerardo Rodríguez estudia Ingeniería Técnica en Barcelona. En el año 1971 ingresa por oposición en el Cuerpo Especial de Controladores de la Circulación Aérea, en el que desempeña diferentes puestos de trabajo operativos, primero en la ciudad barcelonesa y después en Santiago, donde transcurre la mayor parte de su vida profesional. Posee una amplia experiencia en formación e instrucción de controladores. En el marco laboral de AENA fue miembro del Grupo de Seguridad ATM de la Dirección de Tránsito Aéreo, en el que permanece tres años. En 1994 es nombrado jefe de división del Centro de Control de Área Terminal del Noroeste, cargo que abandona diez años después. Ahora, jubilado, se dedica a la investigación de nuestro pasado aeronáutico.