El Consorcio de Santiago, Alvarellos Editora y la Xunta de Galicia publican Salón Teatro. Corazón del espectáculo, un libro divulgativo escrito por el profesor de Historia del Arte de la Universidad de Santiago de Compostela Jesús Ángel Sánchez García. La historia de esta sala de espectáculos, que inició su camino el 30 de octubre de 1920, así como su arquitectura y diseño constructivo conforman un relato profusamente ilustrado con documentos de época: fotos, planos, anuncios da cartelera, reseñas de prensa, etcétera.
El profesor Sánchez indica que el Salón Teatro respondía a una tipología de locales de espectáculos característica de los primeros años del s. XX, con un aforo inferior a las quinientas localidades, donde se celebraban números de variedades, prestidigitadores y malabaristas, entre los que el cine se fue introduciendo hasta ocupar toda la programación. El signo del zorro (1922), Quo vadis? (1923), La casa de la Troya (1926), Carmen (19289 o Ben Hur (1929) son títulos que se estrenaron allí en estos años, además de dos festivales de música en 1925 y 1926 ofrecidos por la Orquesta Sinfónica de Madrid, que dirigía el maestro Arbós.
El Salón Teatro, añade el autor, se concibió como local de actividades culturales y sociales de la Casa Social Católica, en el que además de cine había conferencias, teatro y veladas benéficas; pero también tuvieron su sitio mítines políticos durante el decenio de los años treinta. En 1945 adquirió la sala la Empresa Fraga de Espectáculos, sociedad mercantil que solicitó para ella su calificación como “sala especial” en 1976, iniciándose entonces la exhibición de películas en versión original o subtituladas “que originaban enormes colas y expectación, como Amarcord, Historia de O, La caída de los dioses, La naranja mecánica o Novecento”, según destaca el profesor Sánchez.
El edificio, obra del arquitecto Jesús López de Rego, conserva la fachada preexistente
El arquitecto del Salón Teatro fue Jesús López de Rego (1886-1972), “que se movió entre el modernismo, el eclecticismo y el estilo historicista” -apunta el autor del libro-; en 1949 realizó una intervención en su interior el arquitecto conservador de la ciudad histórica, Pons Sorolla; y tras el incendio sufrido en 1994 fue rehabilitado por el estudio de arquitectos de Rafael Baltar, José Antonio Bartolomé y Carlos Almuíña, “con amplia experiencia en recuperación de teatros gallegos”, entre ellos, el Teatro Principal, en la misma calle. Entonces, la nueva sala redujo su aforo y cambió su configuración para servir como sede del Centro Dramático Gallego, acogiendo sus oficinas de gestión, así como un espacio escénico apto para ensayos y funciones públicas.
“El primer proyecto para la fachada del Salón Teatro que hizo López de Rego, con uso de cemento para una composición de líneas eclécticas en las que destacaba el volumen de la cabina proyectado hacia la calle, fue censurado en la comisión de obras municipal, recomendándose que lo revisase para armonizarlo con estilo compostelano típico de la población. Así fue como se decidió mantener la fachada del viejo caserón que ya existía, de forma que la construcción del Salón Teatro marcó un punto de inflexión para la conservación del ambiente urbano y elementos considerados como típicos del casco histórico compostelano”, tal como explica el profesor Sánchez García, especialista en historia de la arquitectura e del urbanismo.